LEYENDA DE KENIA
El dios Ngai tenía tres hijos, y un día decidió hacerles tres regalos. Al primero le dio una flecha para que se ganase la vida cazando, al segundo una azada, para que se dedicase a cultivar y al tercero le dio un palo, para conducir a los rebaños. Éste último es Natero Kop, el padre de los pueblos ganaderos y guardián de su ganado.
El buen dios Ngai, es el ser Supremo, pero tiene dos versiones de sí mismo. Una es el del buen dio benévolo y amable, el dios negro, Ngai Narok, que vive en la cima del Monte Kenia (por donde atraviesa el mismo ecuador que divide el planeta en dos hemisferios) y se oculta sobre los árboles, que son sagrados. Y la otra versión es la del dios rojo, vengativo e iracundo, que habita en el extremo del Valle del Rift están las montañas del Kilimanjaro, que actualmente pertenece a Tanzania, es el lugar conocido como Oldoinyo Ngai, la montaña del Dios, justo donde está el volcán que escupe lava… roja. Es Ngai Na-nyokie.
El dios negro se manifiesta a través del trueno, trayendo la lluvia, la hierba fresca y la prosperidad a la comunidad; mientras que el rojo, se expresa a través de violentos relámpagos, que pueden golpear y matar, es el responsable de las sequías, del hambre y de la muerte.
Es decir, para los Masai y para los Samburu, el dios Ngai es el ser supremo y como tal, el responsable de la vida y de la muerte.
Y curiosamente, lo tienen presente en gran cantidad de expresiones de la vida cotidiana, pero lo mejor es que, en ocasiones se refieren a Ngai como hombre y en otras, lo hacen como mujer. Porque en realidad encarna la dualidad de todo.
0 comentarios